
Por Fabio Alejandro Rosales Coria
Para nadie pasa desapercibido el hecho del maltrato al animal de compañía (perro), que va desde dejarlo por varios días sin comer y sin beber, atado en una azotea, bajo el sol y la lluvia y en casos más crueles, hasta matarlo. Pero tampoco el otro extremo llamado “humanización de los animales” que considera a una mascota como un miembro más de la familia, que come, duerme, pasea, viaja y convive con la misma como otro “ser humano”.
El sábado anterior 4 de octubre fue el “Día mundial de los animales”, por lo que nos referiremos a los animales de compañía -gatos y perros- que conviven en el entorno de la casa y en cuyos dos casos anteriores ya mencionados, tanto de maltratarlos como de considerarlos “otro ser humano”, según las voces de los expertos, son dos polos opuestos.
El doctor Maximino César Jiménez Zavala, presidente del Instituto Nacional de Educación Médica Continua en Michoacán, se refirió a las principales enfermedades transmitidas por estos animales en convivencia con el ser humano, tales como herpes (llagas contagiosas alrededor de la boca y genitales), micosis (hongos en la piel), alergias, parasitosis (diarrea, vómito y picazón anal producida por parásitos hospedados en aquellos), zoonosis (infección transmitida por animales vertebrados a humanos por bacterias, virus y hongos).
“El perro y el gato andan en el piso y en la calle, se echan y se acicalan (lamen) el ano y sus genitales y así pasan muchas enfermedades a las personas que dejan que aquellos los besen en la cara y hasta en la boca. Quieren tanto a sus mascotas que duermen en la misma cama con ellas y hasta comen en la misma mesa. Son mascotas y requieren ciertos límites en nuestra convivencia”, destacó Jiménez Zavala.
En tanto que los médicos veterinarios zootecnistas morelianos, Alberto Sánchez López y René Octavio Arias Coria, coincidieron en la necesidad frecuente de la vacunación, desparasitación y cuidado de los animales de compañía.
Sánchez López enumeró la zoonosis, parasitarias, oculares (que pueden derivar en ceguera) y hasta cerebrales o mortales y llamó al lavado frecuente de las manos después de convivir con un animal. Se pronunció por un trato digno, evitar el maltrato, pero mostró su desacuerdo personal -aunque respetable para quien lo ejerce- de la humanización de un perro, por ejemplo. “La piel y el pelo de los animales, de acuerdo a la raza, están acordes para el medio ambiente, por lo que no ocupan de ropa, pero lo que sí es necesaria es la limpieza de sus cojinetes o parte inferior de las patas que están en contacto con el piso, para evitar la proliferación de enfermedades a los humanos por bacterias, virus y hongos”, agregó.
Arias Coria se refirió al acicalamiento de gatos y perros que consiste en lamer su ano y genitales propios y el olfatear el ano de otros animales, por lo que se manifestó en contra de permitir que dicho animal lama la cara o la boca a una persona. “Los gatos por ejemplo pueden ser causantes del toxoplasma gondii, una especie de parásito que puede complicar la salud de una embarazada hasta causarle un aborto”, reseñó. Lo propio, abundó, es que las personas al deambular en la vía pública y pisar heces secas de perros, estas se volatilizan, son llevadas a casa todo tipo de bacterias, por lo que se debería realizar una limpieza de calzado antes de entrar a la vivienda.
Dio a conocer que actualmente se ha incrementado la práctica de desparasitar, vacunar y bañar a los animales de compañía como los perros, desde que son cachorros y hasta su adultez, por parte de la población, lo que demuestra la conciencia social en el cuidado de sus mascotas. “Más allá de acudir a la veterinaria para lo anterior, los dueños acuden también por cuestiones estéticas y de peluquería, lo que habla de atenderlos en forma positiva al considerarlos como un miembro más de su familia”, indicó. Aunque se mostró respetuoso de la conducta de los dueños de mascotas al considerarlos como un integrante más de la familia o de “humanizar a un animal”, René Octavio Arias Coria dijo que se trata de un cambio cultural de la población, primero, para evitar la violencia o el maltrato a las mascotas, y, en segundo, porque alegra a la familia, acompaña a un adulto en fase de soledad y distrae a los infantes, entre otras consideraciones. “Una mascota ocupa un lugar en una familia carente de hijos o de una persona fallecida”, dijo.
En este sentido, la psiquiatra Rosa María Ruano Hurtado expresó su opinión acerca de esa nueva cultura de la “humanización” de las mascotas. “Los animales guardan una representatividad muy importante en la vida familiar porque a menudo simbolizan lo que podría ser el lugar de algún miembro de la familia que fue excluido en algún momento de la propia vida familiar, ya sea en ancestros, hijos o en descendientes que han sido excluidos. Los animales desde el punto de la dinámica emocional muchas veces simbolizan la lealtad, protección o efecto incondicional o vínculos emocionales que de alguna manera han hecho falta en la vida de la familia”.
Puede referirse también a una persona fallecida o ausente, añadió. Existen padres ausentes en que los hijos que toman su lugar de ese padre excluido pero que llena su lugar otro miembro de la propia familia que está vivo. El animal o la mascota puede estar representando a ese padre que no estuvo. Una mascota puede estar incluyendo a los excluidos. Pueden llenar el vacío de los que ya se han ido y resultan excelente compañía y símbolo de protección por ejemplo un perro bravo o guardián.
Recordó que actualmente existen personas que llaman “perr-hijos” a los perros “porque toman un lugar del hijo y los ves que los llevan en carriola a los centros comerciales, restaurantes, los tratan como si deveras le dieran el lugar de un ser humano. No hago un juicio de esto o de decir si está bien o mal sino de que simplemente vemos el acontecimiento que es cada vez más frecuente. No decimos que toman un papel humano, pero en el alma del dueño es llenar un vacío que ha quedado”, subrayó.
A decir del médico general Maximino César Jiménez Zavala, pudiera tratarse de un deterioro mental el tratar al animal como un ser humano. “El vacío que existe de afecto puede llevar a una persona hasta caer en la zoofilia”, puntualizó. Dijo que los infantes sustituyeron a los osos de peluche por mascotas y la familia adoptó a estas ya como un ser humano, lo que se antoja no prudente. Y al mismo tiempo calificó como una conducta poco apropiada el hecho de sacar a pasear más a una mascota que a un adulto mayor en silla de ruedas. Aunque describió más como “animales” a quienes maltratan o matan a sus mascotas, Jiménez Zavala habló de tener límites con los animales en su convivencia en el entorno familiar.
Finalmente la especialista en psiquiatría, Rosa María Ruano Hurtado describió que “en el sistema familiar muchas cosas están en movimiento constante y que para ser felices -porque todos tenemos ese derecho- necesitaríamos que esto tome el orden natural de lo que es, como es, como fue y como seguirá siendo, pero sin confusiones y el darle su lugar a cada quien de los olvidados y los excluidos, que son los más representados por los animales, lo que nos permitiría reconocer a esos seres amados en nuestra vida, como también seguir queriendo y respetando a los animales como seres vivos, con todo nuestro aprecio, pero sin que tengan que tomar un lugar como humanos”.
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